Todos los días los procesos de construcción individual y social pueden desvelar la actitud artística, y en un contexto totalmente salvaje, dichos procesos pueden crear una figura que contacte, el arte, con la violencia de la que está hecho para formar un artista furioso.
La necesidad de denunciar o solo gritar le da una voz figurada, incluso un discurso para transgredir una realidad preestablecida por la lógica absurda de un sistema.
Los lugares de creación muchas veces son sitios crepusculares y que huelen a necesidad, no necesariamente físicos, se prefiguran y abundan ocultos en las nieblas mentales. Las obras inquietantes que nacen de un entorno poco explorado acarrean aspectos oscuros del humano. Pero, parte de nosotros.
William S, Burroughs with Jean-Michel Basquiat
Esta imagen demuestra dos grandes artistas que surgieron desde un ambiente violento, mismo que fue elección de ellos. Burroughs nació en una familia pudiente teniendo lo que pida a su alcance después de sucesos que lo obligaron a abandonar la universidad huyó de casa para llevar una vida delictiva así creó su obra que se describe sola por cruda y surrealista. Basquiat, aunque de familia de migrantes, tenía ciertas comodidades que abandonó para convivir con parias donde se apropio del graffiti, parte fundamental de su obra, como un inicio en un contacto entre su furia y la realidad, hasta llegar a lo que conocemos de su universo a través de su pintura.
Self-Portrait, 1982 - Jean-Michel Basquiat


No hay comentarios:
Publicar un comentario